martes, 18 de diciembre de 2007

Cine cubano: “Diálogo con lo que somos”


La paulatina reanimación del cine cubano se observó durante el recién concluido Festival Internacional Latinoamericano, al verse en pantalla un número mayor de documentales, films de larga y corta duración y animados con respecto a otras ediciones, pero el desafío es mayor en el próximo año: El público podrá apreciar alrededor de 33 películas de los más diversos géneros.

Pero no siempre se correspondió la cantidad con la calidad de la filmografía nacional que se pudo apreciar durante el certamen. Largometrajes puramente descriptivos y poco reflexivos de la realidad, a veces pretenciosos, con guiones contradictorios en sí mismos y sin un contenido convincente fue el resultado de algunas de esas propuestas. Sin embargo, permanece la expectativa de lo que propondrán en el 2008 nuestros realizadores.

Quizás, la atención recaiga en el Viajero Inmóvil, del destacado director Tomar Piard. El argumento se centra en la vida del poeta José Lezama Lima, a través de un complejo juego narrativo de tres planos, en el cual una reunión de amigos y estudiosos del escritor, se vincula a determinados pasajes de la trascendental novela Paradiso, así como con sus personajes. El film intenta penetrar y comunicarse con el mundo poético, ético y humano del autor de la Fijeza.

Otro largometraje que podría atraer la atención de los cinéfilos es El cuerno de la abundancia, de Juan Carlos Tabío –reconocido por la comedia Plaff o demasiado miedo a la vida- . La narración parte de un hecho real aparecido en un reportaje del periódico español El País: Más de 25 mil cubanos aseguran ser herederos de una multimillonaria fortuna resguardada en un banco británico.

Sin dudas, una película que por la problemática planteada de seguro causará polémica y debate entre el público cubano será Dioses rotos del novel realizador Ernesto Daranas, quien accedió a responder algunas de las inquietudes que nos surgieron al conocer cuál era el argumento de su película:

¿Por qué Dioses rotos?

Dioses rotos es una película que parte de una figura emblemática y mitológica de la cultura popular: Yarini, un proxeneta que en los comienzos del siglo 20 transformó la correlación de fuerzas entre los chulos de La Habana en un momento en que era un negocio controlado por franceses. Es un momento en el cual el país había llegado a tener una gran desmoralización en muchos aspectos y él devino como un falso mito que encarnaba determinados valores.

De alguna manera el mito vive y se mantiene en este mundo, el proxenetismo y todo lo que está asociado a ello. Es la posibilidad de dialogar con nuestras raíces, con nuestro pasado y es, además, una problemática presente que debemos hablar y abordar.

Es un diálogo entre el presente y el pasado…

La película establece un diálogo, pretende conversar sobre cosas que desearíamos cambiar o que pensamos que deberían ser. Diálogo con el pasado y con el presente, con lo que somos. Aunque es una mirada esencialmente espiritual y humana hacia los personajes. Es la búsqueda de la veracidad y no del realismo —es lo que me interesa proponer al público—, pues en el realismo uno puede caer en el reflejo de las cosas tal cual y en la recreación artística debe haber una búsqueda un poco más allá, es decir una película veraz. Espero que la película guste, se comunique y que finalmente la gente salga discutiendo del cine.

Es un diálogo con los valores humanos…

Sí, es la búsqueda de lo identitario, de lo nacional y al mismo tiempo es una critica tanto a los valores como a los antivalores que se han desplegado en la sociedad actual. No obstante, no tiene una pretensión filosófica o sociológica, lo que me interesa es el aspecto humano con la mirada universal. No me detuve en lo específico o en determinadas situaciones de una región. Te repito, no es una tesis filosófica. Por otra parte, la película coquetea un poco con lo documental, aparece el entrecruzamiento genérico, pero no implica ningún distanciamiento ni complejidad de entendimiento para la gente.

¿En qué coquetea con lo documental?

La narración cuenta la investigación que realiza una profesora, quien se prepara para una tesis de maestría, sobre el universo y contexto de la prostitución y el proxenetismo. En medio de su itinerario, realiza una serie de entrevistas a personas que viven en este mundo y se recoge el proceso de documentación que ella realiza en torno al tema. De alguna manera va complementando la historia central y se integra a ella, eso permite el diálogo con la historia de ficción y la pesquisa que es casi periodística.

¿Las entrevistas son basadas en hechos reales?

Sí, son entrevistas a muchachas, travestis y proxenetas, pero la pretensión no es que sean descriptivas ni relatoras de un modus operandi, sino de resaltar el nivel humano que hay detrás de toda su vida.

Por otra parte, la película no pretende dar soluciones, no es algo que me corresponda. La cuestión es abordar el tema que está ahí en la realidad diaria y proponer una reflexión y una mirada crítica. Aunque es una idea ya recurrente — incluso el tratamiento de la vida de Yarini— tanto en la literatura, en el cine como en el teatro, se ha abordado como una caricatura, queda en lo ilusorio y no es tan simple. Por eso, si doy una respuesta o conclusión creo que serían falsas y no es el objetivo de la película, pienso que la sociedad sabe de alguna manera donde estarían las respuestas.

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