martes, 22 de enero de 2008

La lectura en el quehacer del cubano (Segunda parte)


Esta es la segunda parte de un comentario publicado el 18 de noviembre del 2007

El mayor reto de cada Feria Internacional del Libro es que el hábito de lectura influya en el quehacer cotidiano de los cubanos. La edición y venta de novelas, poesías, teatros, ensayos y cuentos aumentan anualmente, pero ¿sabemos exactamente cuáles son los volúmenes más demandados y en qué medida existe una relación entre lo publicado y su calidad?

Aunque la cuestión no es imponerle un tipo de lectura al público, al menos deben aparecer algunas referencias hacia los libros que tengan mayores valores universales ya sean contemporáneos o no.

A partir de la encuesta realizada en los recintos de la instalación Morro-Cabaña por el Centro de Investigación y Desarrollo para la Cultura Cubana (CIDCC) “Juan Marinello” a más de 2 mil participantes a la Feria resultó que después del texto Cien Horas con Fidel, el segundo más demando fue El Diablo Ilustrado y el tercero le correspondió a Harry Potter.

Debemos resaltar que aunque la muestra realizada para la investigación “no califica como representativa estadísticamente”, sí permite adquirir una visión de lo que puede suceder en el presente año.

Llama la atención la casi ausencia de autores clásicos cubanos dentro de la preferencia de los encuestados, solo dos: José Martí con La Edad de Oro (aunque no es expresamente literatura para niños y es solo una parte de la obra del Apóstol, no aparecen referencias ni a sus versos, ni a su oratoria, por ejemplo) y José Lezama Lima con Paradiso.

Surge una pregunta: ¿Existe desconocimiento de una literatura cubana con aportes universales? Lo cierto es que autores como Julián del Casal, José Lorenzo Luaces, Fernando Lles, Medardo Vitier, Enrique Hernández Miyares, Regino Pedroso y Josefina (Fina) García Marruz, entre otros, no aparecerán en la presente edición de la fiesta del libro. No obstante, El Diablo Ilustrado posee posiblemente la mayor “tirada” con 100 mil ejemplares, incluso más que la nueva edición de Cien Años de Soledad con 60 mil.

Por otra parte, ¿Hay una relación entre los volúmenes adquiridos en la feria y los que se leen realmente?

Según la investigación del CIDCC “Más de la tercera parte de los encuestados (34,2%) reconoce haber leído entre 5 y 2 libros en los últimos 6 meses, lo que promedia menos de un libro al mes. Este dato, si bien puede asociarse a una población lectora -de acuerdo con los estándares internacionales- podría pensarse más elevado en un país como Cuba, que tanto esfuerzo ha dedicado a la promoción de la lectura y a la elevación de los niveles de educación del conjunto de la población”. Asimismo, “el 77,3% de la muestra declara que no tiene tiempo suficiente para leer”.

El Instituto Cubano del Libro ha fomentado con Lecturas de Verano y el Festival Universitario del Libro y la Literatura (FULL) que el pueblo se acerque cada vez más a la lectura a partir “de un uso cultural del tiempo libre, es una opción recreativa para la gente que es muy enriquecedora”, afirmó Fernando león Jacomino vicepresidente del ICL.

“Estimo que la buena y seria divulgación de los programas de la lectura, afirma el poeta y doctor José Luis Moreno del Toro, ya sea en forma individual, virtual o en bibliotecas nunca estará de más, pero estos deben tener una sistematización racional, para que no solo haya "una zafra" de lecturas en ciertos períodos del año, sino que el objetivo sea crear un hábito todo el tiempo, sembrarlo para toda la vida”.

Quizás uno de los principales retos de la feria se refiere a alcanzar un equilibrio en la venta de los diferentes géneros literarios. A partir de la investigación realizada por el CIDCC casi el 70 % de la población encuestada prefirió la novela y dentro de ella los temas preferidos fueron los policíacos y lo romántico. El ensayo, la poesía y el teatro fueron los menos demandados.

Moreno del Toro afirma: “Opino que la poesía tiene buenos y numerosos lectores y para satisfacción del marketing comercial, se vende. Sobre el ensayo, ya es una lectura para estudiosos, acuciosos o interesados en temas específicos". Es un público más reducido”.

El destacado investigador y crítico literario Virgilio López Lemus coincide en que “el ensayo es un género para minorías, inevitablemente, aunque esas "minorías" puedan ser cada día mayores (que algo sea "de minorías" no necesariamente es un rasgo negativo ni peyorativo, por supuesto). Respecto a la poesía, quizás la mayor parte de la que se escribe no es precisamente la que la gente desearía leer”.

Otra de las estrategias del Instituto Cubano del Libro, según León Jacomino, es lograr una venta continua de los textos durante todo el año, es decir: “recolocar a través de las librerías las novedades que se editan, incluso antes de que aparezcan en la Feria para rescatar la cultura de estas”.

Una sugerencia sería impulsar con mayor fuerza, para las próximas ferias, la literatura cubana, a pesar de las dificultades económicas que entraña imprimir un libro y la carencia de editores que agilicen el proceso. Según Moreno del Toro agradecería la publicación de autores de la Isla como Juan Marinello, Mirta Aguirre, José Jacinto Milanés, Juana Borrego, los papeles y diarios de campaña de los generales Calixto García e Ignacio Agramante.

Con respecto a este tema, López Lemus plantea que “no veo estudios, investigaciones serias sobre qué es conveniente reeditar de los mejores libros cubanos de todos los tiempos y no solo del mundo de la literatura más cercano al consumo rápido”.

A pesar de que se debería impulsar e incentivar más los prólogos en los textos que se venden y la posibilidad de que existiera una opción en lo que se denomina “biblioteca virtual” —lo que facilitaría el estudio de alumnos, profesores y críticos literarios—, sin dudas la Feria del Libro es una excelente oportunidad para que el hábito de la lectura influya en el quehacer cotidiano de los cubanos.

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