jueves, 17 de julio de 2008

Aquelarre: ¿Humor en serio?


Aquelarre: ¿Humor en serio?

Giovanni Fernández Valdés

Es una realidad que en cada edición del Festival Aquelarre no solo concurren personas ávidas del buen humor cubano, también es la oportunidad de observar en la escena a talentosos humoristas de todo el país y conocer sus nuevas propuestas y experimentaciones.

En algunas representaciones de esta última edición, sin embargo, se desaprovechó el espacio de la escena en función de la historia. Es decir, los personajes quedaron ahogados e inmóviles en un mismo entorno dramático lo que impidió tanto la dinámica entre puesta, actor y espectador, la interiorización e intencionalidad de lo que se pretendió contar, como un mejor empleo de las luces y el montaje.

Además, surgen problemas entre una escenografía ornamental y la pobreza del guión como en los espectáculos “Los Tres Reyes magos” y “Tres para sentencia”. En el primero, no existe una coherencia entre la búsqueda que emprenden Baltasar, Melchor y Gaspar para hallar al niño Pepito y el lugar en que se realiza: el malecón habanero.

Resulta lamentable que la “búsqueda” y la situación humorística se reduzcan a una serie de chistes que a menudo pierden el hilo de la historia que sin dudas partió de una idea original.

En el segundo, cuando los tres personajes relatan su vida, las entradas y salidas de los actores son abruptas, provocando una monotonía visual, además de que los diálogos y situaciones pierden la comicidad por lo previsibles y evidentes que se muestran.

Algunos espectáculos, sketchs y monólogos sorprendieron porque trataron, desde los temas cotidianos cubanos, cuestiones universales como el amor, el odio, las jerarquías, la libertad, entre otros, a partir del absurdo, la parodia y juegos metafóricos, mediante una comunicación con el público que lo hizo reír y pensar al mismo tiempo.

Por ejemplo, el dúo Cari Care con su propuesta Vivienda de bajo costo mostró un humor fino, inteligente y metafórico. De todas maneras, resulta inverosímil que cuando dos argentinos hablan sobre la construcción de una casa, de pronto comiencen a referirse de forma directa a los pinareños, a los santiagueros o a la urbanización en Ciudad de La Habana.

Tres temas se reiteraron en la mayoría de las propuestas: el sexo, los cubanos que no son de la capital y la vivienda. Fueron ― sin necesidad en la mayoría de los casos ― escenas obligadas en cada representación nocturna, e incluso algunos tan conocidos como los dos personajes orientales que llegan por vez primera al Aquelarre y se sientan de frente al público.

Ahora bien, ¿por qué en un festival nacional se realizan sketchs ya conocidos por el público que este anticipa y los “recita” junto a los humoristas?

No obstante, existieron momentos de comicidad e ingenio como en el espectáculo Mentes Borrascosas la escena del asesinato de un supuesto director de música de cabaret. Una situación de absurdo llevada de la mano por el reconocido actor Kike Quiñones, con dinamismo escénico y la música del grupo Pagola la Paga lograron que los espectadores disfrutaran de la propuesta.

Sería justo resaltar, además, en Vivienda de bajo costo el momento en que una cotorra decide mudarse pero no sabe cómo ni para dónde, y comienza a reflexionar sobre diversos temas tanto cubanos como universales.

Este Festival Aquelarre ha mostrado que; si bien se precisa de más profundidad en algunos guiones, complejidad en la puesta en escena y un mejor trabajo actoral, en el país se intenta un “humor en serio” en el país y donde lo más fabuloso sigue siendo el agradecimiento del público.

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