jueves, 20 de noviembre de 2008

La incesante temporalidad de Lezama


Cuando se presentaron los volúmenes Mi correspondencia con Lezama, de José Rodríguez Feo, y Lezama sin pedir permiso, de Reynaldo González, con el objetivo de recordar al prominente escritor del Siglo XX cubano y autor de Paradiso, uno de los mayores legados de las letras iberoamericanas.

Y cuando leí algunas de las páginas de estos libros pude corroborar la opinión de muchos especialistas que coinciden al afirmar que en la obra poética de José Lezama Lima (1910-1976) confluye el pensamiento universal, es decir la unión entre las ciencias naturales y las sociales, para conformar un cuerpo metafórico.

Para el escritor de Aventuras Sigilosas, por ejemplo, la preocupación por el espacio y el tiempo no era solo una cuestión puramente literaria, sino que atañía también a las leyes de la Física y las Matemáticas, y a la relación de estas con la poesía y la naturaleza. De ahí la enigmática y escabrosa grandeza de su obra lírica, tal como puede apreciarse en muchos de sus poemas, como en este titulado Danza de la Jerigonza: Cinco, detiene el método donde la semilla asciende/ hasta el espíritu devuelto después de peligrosa interrupción./ Tetra, vuelve otra vez a enseñar el retrato, su distinción.

A su mundo poético algunos críticos lo han denominado como “la filosofía de las figuraciones” aludiendo a su interés por insertar en la literatura ideas básicamente inherentes a la Geometría (en directa alusión a su concepción de la vida como un círculo cerrado).

Generalmente, cuando un lector se enfrenta a algunas de las obras de Lezama asume el desafío —casi siempre exigente— de realizar lecturas o consultas que están fuera del universo literario que pretende interiorizar. Y el autor lo hace con la sabia intención de que quien lo lee esté tentado, a la vez, a ampliar su visión del mundo, o aprovechar al máximo “el poder físico de las palabras”.

De tal manera, el eminente intelectual nos dirige, mediante la palabra impresa, hacia una nueva dimensión, en la cual la historia humana está “en el futuro impredecible”, dentro del espacio y el tiempo; y los hechos no son dados de antemano, sino que están en constante construcción.

En esa compleja habilidad para hacer que la poesía y la naturaleza sean entidades que se transforman a sí mismas radica buena parte de lo más sublime de su creación literaria. Teoría explícitamente expuesta en su Diario: “Podemos seguir pensando en la continuidad misteriosa. Discontinuidad aparente: enlace difícil de las imágenes”.

Para el también autor de La fijeza, el problema del texto literario no se centra precisamente en la poética del discurso, sino que asume su construcción desde una perspectiva compleja, con un método de pensamiento propio, en el cual el receptor se pregunta una y otra vez: ¿Qué es lo exterior en el hombre?/ ¿Por qué nace, por qué nace en nosotros el ser?

En el texto Danza… se analiza la relación entre los individuos y la naturaleza: La gota fría está en mi cara al empezar./ Alguien me mira fijo y me avergüenzo./ Vuelvo a mirar, me está mirando/ ¿Tengo que penetrar al baile de los otros en el compás adulterado?

Para muchos lectores, entre ellos no pocos experimentados y cultos, resulta espinoso interiorizar fácilmente la producción literaria de Lezama, porque para el célebre escritor el mundo no está detenido en el espacio ni en el tiempo, es una realidad llena de interacciones, en la cual influyen el azar y el devenir representados a partir de tres principios más allá de lo literario: el dialógico (a lo contradictorio no debe seguir su eliminación), la autocreación (lo metafórico es eterno) y la relación entre el todo y la parte.

Único e irrepetible, Lezama logra armar todo un sistema filosófico-poético que debemos aprender a descifrar y a disfrutar. Ese reto igualmente corresponde a los más jóvenes, en cuya formación cultural no debe faltar el conocimiento de esta poesía compleja y trabajosa, audaz y delicada. A través de la obra del gran maestro, se engrandecen las sensibilidades humanas y la comprensión de los fenómenos naturales, lírico entretejido del que renace una nueva realidad.

Guía de foto: Cultura/Fotos/Lezama Lima

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