lunes, 6 de julio de 2009

La Noche de los Libros



Cada vez la original idea de la Noche de los Libros pierde su esencia: que en una noche escritores y público compartan el universo maravilloso de la literatura, que con la luz de las calles y la nocturnidad se escuche la lectura de un poema o la guitarra de un trovador.
Ahora, la calurosa tarde se apoderó de los stands y la gente caminó presurosa, casi en tropel, por la calle 23, huyéndole al calor, a los lugares cerrados y a los carros que veloces atravesaban la avenida.
Dejó de ser el momento espiritual en el cual, el escritor podía compartir sus textos recientes o inéditos con conocedores o no de su obra, lo importante era el espacio que se habilitaba para una complicidad casi unánime. Dejó de ser el momento espiritual para convertirse en un anonimato doble: el de los intelectuales y el del público.
Es realmente difícil que en una tarde veraniega y con un sol tan fuerte se pueda atender la lectura de poesía en un local cerrado como el G Café. La reconocida escritora Basilia Papamasteú festejaba allí un año más de la creación de su espacio Aire de Luz, en el cual estaban invitados poetas como Lina de Feria, Domingo Alfonso, José Luis Moreno, Martínez Sobrino.
El calor era insoportable, y en efecto, ningún joven atendía a lo que se estaba leyendo. Se conversaba de cualquier tema menos el de la literatura. Basilia exigió y rogó por el silencio de los presentes, pues era la oportunidad de escuchar a poetas imprescindibles en el quehacer contemporáneo, pero nunca lograron captar la atención de nadie. Se sucedieron poema tras poema sin atención, sin aplausos, sin preguntas a los intelectuales, solo primaban la gritería de los reunidos en el G Café.
Cerca del lugar, la poca gente que desde las 2 de la tarde estaba allí, iba con sus hijos a comprar libros de colorear o a tomar helados, pero nadie se detenía en las lecturas que se realizaron en esos momentos.
En la calle 23 y 4 se realizó un conversatorio sobre la vida y obra del Poeta Nacional Nicolás Guillén, donde se pudo escuchar su voz recitando su poesía y se conocieron datos interesantes sobre su vida. Las personas pasaban con indiferencia como si no sucediera nada importante.
Más tarde, después de las 5 de la tarde, las jóvenes escritoras Dazra Novak y Evelyn Pérez leyeron sus textos ganadores del Premio David 2007 y del Premio UNEAC 2008 respectivamente, solo con la atención de sus amigos y familiares, porque no se sabía quiénes eran esas “muchachitas con esa ropa extraña” ni había interés por comprobarlo, porque entre el calor y los locales no habilitados para soportar la temperatura conspiraban contra un supuesto auditorio.
Las acciones del grupo La Colmenita en los cinco parques de la calle 23 estuvieron marcadas por la sensibilidad, el buen gusto, las risas, las canciones que hicieron pasar un rato agradable a los más pequeños, que contrastó con la poca atención que recibieron los trovadores Eduardo Sosa y Yolo Bonilla.
La Noche de los Libros no debería ser en horas de la tarde por las altas temperaturas y los locales que no pueden están climatizados pues son en la calle, otro factor es que aun los trabajadores no han terminado de laborar y cuando salen se dirigen a sus casas, no se quedan en la actividad literaria.
Además, los escritores comenzarán a no desear participar en el evento si nadie les presta atención, y por otra parte se necesita más promoción a sus obras, más participación en los medios de comunicación para que el público conozca quiénes son y de qué se trata realmente la Noche de los Libros.

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